Y cuánta cantidad de vino servir en ella
¿Cuántas veces te has preguntado qué copa elegir para servir cada vino? Y, si no te lo has preguntado aún, te lo contamos ahora y sobre todo, por qué.
Aunque podemos encontrar diversas formas, tipos, tamaños etc. es importante aclarar que hay aspectos básicos compartidos por todas ellas:
Han de ser de cristal liso, transparentes (para poder ver con claridad el color y la lágrima que dejará al agitarlo, que será mayor cuanta más alta sea la graduación alcohólica) y con un pie que nos permita coger la copa sin necesidad de tocar la parte que contendrá nuestro caldo para así evitar alterar la temperatura de nuestro vino con el calor de nuestras manos.
Además de conocer qué copa elegir, no hay que descuidar el lavado y secado
Si queremos apreciar bien los aromas es importante prestar atención también al modo en el que lavamos las copas. Los productos químicos como los detergentes de lavavajillas, los armarios donde guardemos nuestras copas etc. pueden impregnarlas de olores que alterarían sensiblemente el aroma de la bebida. Lo ideal es lavarlas a mano con agua muy caliente una vez usadas y pasar un estropajo o esponja suavemente por el borde.
El secado ha de hacerse seguidamente cuando aún estén húmedas utilizando un paño limpio de algodón asegurándonos de que no suelten hilos. Cuando las guardemos, si tenemos un mueble con raíl, resulta perfecto porque quedarán suspendidas boca abajo evitando que caigan en ellas motas de polvo del ambiente.
Si vamos a guardarlas en un mueble, que suele ser lo habitual, evitaremos sin embargo ponerlas boca abajo para que no absorban el olor de la madera del mueble. Y cuando vayamos a usarlas, pasaremos un paño por ella para eliminar posibles restos de polvo si han estado durante mucho tiempo guardadas.
Y ya que vamos a cuidar todos los detalles, es importante también saber que en el caso de la cantidad, aquí no vale eso de “cuanto más mejor”. Ni hasta el borde ni esperar a que te digan “basta”.
Qué copa elegir para cada vino: tintos crianzas y reservas
Ostatu Crianza, Ostatu Reserva
Elegiremos una copa alta pero que no se cierre en boca (copa Burdeos) o que tenga forma de balón como la borgoña que nos permita mover con facilidad el vino para que libere bien los aromas. Son dos de las copas más utilizadas en el sector y que habitualmente solemos encontrar en cualquier casa.
Lo ideal es servir estos tintos a un tercio de su capacidad. Logramos así que al agitar nuestra copa exista espacio suficiente para que nuestro vino despliegue todos sus sabores y aromas.
Incluso si vamos a servir un tinto joven, que son más ligeros, debemos llenar la copa máximo un tercio.
Qué copa elegir para cada vino: vinos blancos
Ostatu Blanco, Lore de Ostatu
La copa tulipán, más pequeña y estrecha , permite resaltar los aromas frutales tan frescos y característicos de estos vinos. Su pie es también más largo para poder tener precisamente la mano lo más alejada posible de la parte contenedora de la copa. Este pie junto con la forma de U favorecen que los vinos blancos, servidos a menor temperatura, consigan mantenerse frescos durante más tiempo.
Los blancos no necesitan tanta oxigenación como los tintos. Pero igualmente es mejor repetir el llenado una segunda vez que cargar nuestra copa más allá de un tercio.
Qué copa elegir para cada vino: vinos rosados
Ostatu Rosé
Al igual que sucede con los blancos, los rosados requieren unas copas que no sean muy grandes ni demasiado alargadas para que no se pierdan todos los aromas.
Y de nuevo con ellos llenaremos la copa con la misma medida que los anteriores para evitar así que se pierda su frescura.
Y si nos quedan dudas acerca de qué copa elegir para cada vino y evitar convertirnos en coleccionistas, podemos optar por una grande polivalente que pueda adaptarse a prácticamente cualquier tipo de vino. Lo importante es compartir los brindis con la persona que tengamos frente a nosotros.